¿Puede el Conurbano Determinar el Futuro de Argentina?
Reflexiones del libro: "El Nudo" de Carlos Pagni (*)
En las entrañas de la Argentina contemporánea late un territorio complejo y contradictorio: el conurbano bonaerense. Esta vasta extensión urbana, hogar de casi un tercio de los argentinos, encierra las claves de los principales desafíos políticos, sociales y económicos del país. ¿Cómo llegó esta región a convertirse en el nudo gordiano de la política argentina? ¿Qué revela sobre las promesas incumplidas de la modernidad y el destino de una nación que alguna vez se creyó excepcional?
El Laberinto Urbano: Anatomía de una Megalópolis Fragmentada
Una Ciudad Sin Plan
El conurbano bonaerense es el resultado de décadas de crecimiento desordenado. Lo que comenzó como una expansión ordenada siguiendo las líneas ferroviarias se transformó en un mosaico caótico de urbanizaciones dispares. Villas de emergencia conviven con barrios cerrados de lujo, asentamientos precarios se entrelazan con zonas industriales obsoletas.
Esta región concentra más del 29% de la población argentina, pero carece de una identidad administrativa coherente. Trece zonas con características socioeconómicas distintas, múltiples jurisdicciones superpuestas y una ausencia histórica de planificación integral definen su fisonomía.
La Herencia del Fracaso Planificador
Desde los visionarios proyectos de Jules Charles Thays en el siglo XIX hasta las propuestas frustradas de Le Corbusier y Jorge Ferrari Hardoy, el conurbano ha sido testigo de sucesivos intentos de ordenamiento que naufragaron ante la magnitud del desafío.
El sueño integrador de los urbanistas de principios del siglo XX, que imaginaban una expansión armónica de Buenos Aires hacia su periferia, se convirtió en pesadilla. La política dejó de regular el espacio urbano, y ese vacío lo ocupó la urgencia, la especulación y la necesidad.
La Geometría del Poder: 1880 y la Federalización como Origen
1
La Batalla de Buenos Aires
En junio de 1880, las calles de Buenos Aires se tiñeron de sangre. El gobernador Carlos Tejedor se levantó contra el gobierno nacional liderado por Nicolás Avellaneda y respaldado por Julio Argentino Roca. Más de tres mil muertos en combates urbanos marcaron el fin de una era.
2
La Decapitación Provincial
La federalización de la ciudad de Buenos Aires no fue solo un cambio administrativo. Fue la subordinación definitiva de la provincia más poderosa a un Estado nacional construido desde el interior. Buenos Aires perdió su capital y con ella, su capacidad de equilibrar el poder centralizado.
3
La Profecía de Alem
Leandro N. Alem, con extraordinaria clarividencia, anticipó en 1880 que la decapitación de Buenos Aires crearía un vacío de poder en su periferia. Vislumbró el nacimiento de un Gran Buenos Aires sin gobierno propio, condenado a crecer "solo", sin planificación ni autoridad suficiente.
La federalización de 1880 estableció un diseño territorial del poder que perduró más de un siglo: las provincias fortalecieron al Estado nacional para disciplinar a Buenos Aires. Ese equilibrio, sostenido sobre la derrota porteña, comenzó a resquebrajarse exactamente cuando el conurbano emergió como fuerza política propia.
Pobreza y Fragmentación: El Rostro de la Desigualdad
29%
Población Argentina
Casi un tercio de los argentinos vive en el conurbano bonaerense, la mayor concentración urbana del país
51.5%
Índice de Pobreza
Más de la mitad de la población del conurbano vive en situación de pobreza según la UCA
95%
Sin Cloacas
El 95% de quienes viven en villas y asentamientos carecen de acceso a red cloacal
El conurbano concentra las contradicciones más agudas de la sociedad argentina. Aquí conviven el 3,5% de propietarios de grandes empresas con millones de habitantes de villas de emergencia. La desigualdad no es solo un número: se materializa en muros, rejas y distancias infranqueables.
La crisis de 2001 aceleró una descomposición que venía gestándose desde décadas atrás. El modelo económico que había integrado a los trabajadores industriales en los años cuarenta colapsó, dejando como herencia una legión de desocupados y trabajadores informales. La pobreza dejó de ser un problema marginal para convertirse en un fenómeno sistémico.
"El conurbano es, en su composición socioeconómica, un mosaico. Pero ese mosaico está cada vez más fragmentado, más desigual, más dividido entre quienes pueden pagar por seguridad y servicios privados y quienes quedan librados a un Estado que los abandonó."
Entre el Miedo y el Clientelismo: La Política del Desamparo
Inseguridad Crónica
General Rodríguez registra 36 homicidios cada 100.000 habitantes. Lomas de Zamora, 27. El robo a mano armada tiene niveles de impunidad del 91%. El miedo atraviesa todas las clases sociales y define las formas de habitar.
Colapso de Infraestructura
La tragedia de Once en 2012, con 52 muertos, expuso el deterioro del sistema ferroviario. Millones de personas pierden horas diarias en traslados. El conurbano es una condena de tiempo perdido para pobres y ricos por igual.
Clientelismo Político
El Estado defeccionó de su rol. En su lugar, surgió una red clientelar que administra la pobreza a cambio de lealtades políticas. Los movimientos sociales se convirtieron en actores fundamentales de un sistema que perpetúa la marginalidad.
El miedo produce política. El conurbano, con su inseguridad endémica y su infraestructura colapsada, genera una demanda de orden que puede inclinar la balanza hacia propuestas autoritarias. Al mismo tiempo, la dependencia de subsidios y asistencia social alimenta una estructura clientelar que limita la autonomía ciudadana y perpetúa la fragmentación.
2001: La Conurbanización del Poder Nacional
Colapso del Modelo
La crisis de 2001 no fue solo económica. Fue la evidencia definitiva del agotamiento del paradigma productivo inaugurado en los años treinta y consolidado por el peronismo. El conurbano, que había sido su epicentro, se convirtió en la geografía del desastre.
Duhalde Toma el Control
Eduardo Duhalde llegó a la presidencia desde el Senado, sostenido por una alianza entre el radicalismo de Alfonsín y el peronismo bonaerense. Por primera vez en más de un siglo, el poder nacional quedó subordinado a la provincia de Buenos Aires.
Mutación del Peronismo
Bajo Duhalde y luego los Kirchner, el peronismo se conurbanizó. Los trabajadores organizados dejaron de ser su columna vertebral. Ahora el centro de gravedad estaba en la pobreza organizada, en los movimientos sociales del conurbano.
El diseño territorial del poder fundado por Roca en 1880 se invirtió. Ya no era el Estado nacional, construido por las provincias, el que disciplinaba a Buenos Aires. Ahora era la provincia, a través de su conurbano, la que controlaba al Estado nacional.
Los Kirchner comprendieron esta nueva ecuación y se apropiaron de ella. Si Perón había sido el demiurgo que evitó la revolución social integrando a los trabajadores, los Kirchner se presentaron como los administradores de una paz social amenazada por la pobreza del conurbano.
Las Dos Ciudades: Countries y Villas como Síntomas
La Utopía Privatizada
Nordelta, el mayor barrio cerrado de Argentina, es una ciudad de 45.000 habitantes con escuelas, hospitales y centros comerciales. Familias de clase media y alta huyeron hacia la periferia buscando seguridad y naturaleza.
El Refugio de los Excluidos
Villa Itatí en Quilmes, fundada en 1961, fue la primera del conurbano. Hoy existen 864 villas y asentamientos en la región. Son el resultado de décadas de migración interna y la retracción del Estado.
Countries y villas son las dos caras de una misma moneda: la fragmentación social. Ambos representan modos de guetificación que materializan el fin del sueño integrador argentino. Los ricos se encierran detrás de muros buscando seguridad privada. Los pobres se hacinan en territorios donde el Estado ha desertado y las mafias ejercen control.

Dato revelador: Entre 1991 y 2001, la superficie ocupada por urbanizaciones cerradas en zonas inundables de Tigre creció más de veinte veces: de 166 a 3.313 hectáreas. La especulación inmobiliaria aprovechó vacíos regulatorios mientras los barrios humildes aledaños sufrían inundaciones recurrentes.
El Desafío del Presente: ¿Reforma o Resignación?
01
Reconocer la Magnitud
El primer paso es aceptar que el conurbano no es un problema sectorial sino el nudo de la crisis argentina. Allí se concentran los desafíos de seguridad, pobreza, infraestructura y organización territorial que definen el futuro del país.
02
Coordinación Institucional
Nación, provincia y municipios deben superar la superposición caótica de jurisdicciones. Se necesita una autoridad metropolitana con capacidad real de planificación y ejecución, algo que nunca existió salvo para la gestión de residuos.
03
Inversión en Infraestructura
El transporte público, el sistema cloacal, la red eléctrica y las vías de comunicación requieren una inversión masiva y sostenida. No hay integración social sin infraestructura que conecte y dignifique.
04
Nuevo Paradigma Productivo
El modelo económico que creó el conurbano se agotó hace décadas. Se necesita una transformación productiva que genere empleo de calidad y rompa el círculo vicioso de pobreza, informalidad y dependencia clientelar.
El gobierno de María Eugenia Vidal intentó una aproximación sistemática al problema, elaborando un índice que clasificaba al conurbano en trece zonas con características homogéneas. Fue el trabajo más sofisticado hasta la fecha, pero quedó trunco. La urgencia electoral y las limitaciones fiscales impidieron su desarrollo pleno.
Reflexión Final: El Nudo que Define el Futuro
El conurbano bonaerense no es solo una región geográfica. Es un espejo que refleja las contradicciones más profundas de la Argentina: la tensión entre integración y fragmentación, entre planificación y caos, entre el Estado y el mercado, entre la promesa de igualdad y la realidad de exclusión.
Desde 1880, cuando Roca disciplinó a Buenos Aires para consolidar el Estado nacional, hasta 2001, cuando Duhalde invirtió esa ecuación subordinando la nación al poder bonaerense, la relación entre el conurbano y el poder político ha sido el eje invisible de la historia argentina.
"Para que la paz que se reconquistó después de 2001 fuera valorada, debería recordarse que se trata de una paz amenazada. El orden que se repuso es un orden demasiado defectuoso."
El desafío es monumental pero ineludible. Construir un nuevo paradigma productivo. Establecer instituciones capaces de regular el territorio. Recomponer la infraestructura. Romper el círculo del clientelismo. Recuperar la confianza en que el Estado puede garantizar seguridad sin sacrificar libertad.
Pero quizás el desafío más profundo sea cultural: recuperar la capacidad de imaginar un futuro compartido. El sueño de Domingo Selva en 1904, de "enclavar en la ciudad grupos más o menos grandes, en continuo contacto con las demás gentes", se convirtió en su opuesto: muros, fragmentación, guetos de ricos y pobres que no se miran.
¿Puede Argentina construir un futuro sin resolver el nudo del conurbano? La respuesta es no. Esta región concentra las tensiones que definirán si el país avanza hacia la integración o profundiza su fractura. El tiempo de postergar esta discusión se agotó. Como dijo Paolo Rocca: "Si yo tuviera que hacer una pregunta a la dirigencia argentina sobre el destino del país, le preguntaría qué va a hacer en los próximos quince años con el conurbano bonaerense". Cinco años después de esa advertencia, la pregunta sigue esperando respuesta.

Mensaje de reflexión: El conurbano es el espejo donde Argentina debe mirarse sin autoengaños. Allí están las consecuencias de décadas de promesas incumplidas, planificación frustrada y política cortoplacista. Pero también allí late una vitalidad extraordinaria: la capacidad de millones de personas para construir comunidad en medio de la adversidad, para crear expresiones culturales únicas, para resistir con dignidad. El desafío no es solo técnico o económico. Es ético: ¿qué sociedad queremos ser? ¿Una que acepta la fragmentación como destino inevitable o una que se atreve a reconstruir el tejido social desde sus fracturas más profundas? La respuesta a esa pregunta definirá si Argentina puede recuperar la promesa de ser una nación integrada o si se resigna a ser un archipiélago de islas incomunicadas. El conurbano no es el problema. Es el síntoma de una crisis que nos atraviesa a todos. Y también, potencialmente, el lugar donde puede nacer la solución.
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(*) Carlos Pagni es un periodista, analista político e historiador argentino, reconocido por su mirada profunda, estructural y de largo plazo sobre la política, el poder y la historia argentina.
Es columnista político del diario La Nación y conductor del programa “Odisea Argentina” en el canal LN+, uno de los espacios de análisis político más influyentes del país. Su estilo se caracteriza por vincular la coyuntura actual con procesos históricos, estructuras de poder, elites, ideas y conflictos que atraviesan décadas.